… Risas juguetonas e infantiles recorren el lugar. Al atardecer, siempre puntuales, te invitan a seguirles en sus travesuras por el oscuro bosque. Se dirigen al lago. Ella allí los espera. Ajenos al tiempo, cada tarde recorren la misma distancia que antaño ,para jugar libremente lejos de las vistas adultas e impositoras que no les dejan ser felices ni un instante en sus cortas vidas.

Ella, joven y bella, juega con ellos a inocentes y alegres juegos. Canciones les enseña y nunca dejan de reír. Corretean, saltan, se persiguen y atrapan, entre carcajadas y abrazos dulces y amigables que no cesan de repetir ni sentir. Aquí son felices. Todos son felices.

Su tiempo se quedó grabado en este oscuro lugar, como sus muertes inocentes de manos de bárbaros, intolerantes, estúpidos y mentes sucias. Nunca supieron entender que la vida no es sólo dolor y castigo. A nadie hacían daño ni mal alguno causaban. Aunque puede que a sus podridos corazones, esas canciones y juegos, les acariciaran tan bonito que decidieron juzgarlo como demoníaco e intolerable. Todos debían ser juzgados acordes a sus delitos. Sobretodo ella.

Sentencia conocida antes de ser procesada. Condena impuesta en el primer mirar. El no dejarse rozar por varón alguno. El refugiarse en aquel lugar para vivir libre y feliz. Su belleza, su peor condena y su voz, su máximo delito. Bruja que fue torturada vilmente. Quemando su larga melena pelirroja, arrancada su lengua, violada......... Quemada en la hoguera con verde leña fue su menor dolor, pero el final de su existencia en ese lugar.

La maldición vino después. La conciencia atormentaba sus podridos corazones. La noche los arañaba en las entrañas. Se acabó para todos esos malditos el descanso. El pasar de los días, la fatiga, la conciencia.... Melló en ellos de forma bestial. Mucho más que las malas bestias que ya eran ellos en caras de estúpidos corderos. Se volvieron locos. De nuevo culpaban a ella de sus penas, pero ellos labraron su final, sólo ellos, no existía culpable ajeno a su piel o sangre.

Los niños iban amaneciendo muertos en sus hogares. Todos sabían y nadie hablaba. ¿ La bruja se los iba llevando ? No. Los mismos verdugos de ella se cebaba ahora con ellos. Cada noche una nueva víctima. A sabiendas de todos, pues todos testigos, todos callaban. Ellos eran las inocentes víctimas que debían pagar con su último aliento el mal que dormía en la conciencia de sus progenitores, que guiados por la maldad, siguieron sus consejos. Todo acabaría pronto, les repetía sin descanso. Pronto era en verdad como uno a uno dejó de respirar cada noche.

La locura crecía no disminuía. Los niños dejaron de sufrir y las risas volvieron al oscuro bosque. Larga vida llena de pesadillas fue la maldición para los asesinos viles. Libertad, paz, diversión, canciones, juegos, felicidad, para los inocentes asesinados.

Cada tarde se vuelven a juntar. Cada tarde vuelven a jugar. Cada tarde así será hasta que el mundo deje su bello palpitar. Aquí ya no les podrán juzgar ni maltratar y junto a su bruja maestra existirán por la eternidad. Sin dejar olvidar el mal y el dolor que calló sobre ellos hasta dejarlos sin respirar por las mismas manos que los trajeron a esta vida y dijeron que siempre los iban a amar. Aquí ya no se debe preocupar, junto a su amada y cariñosa amiga, nunca dejarán de reír y cantar. Junto al lago se les ha de dejar felices continuar...........

EME82

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Oscuro Día.

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